¿Con quién te vas a ...

quedar?

Me llamo Sandra

Después de veinte años de actividad comercial en los Países Bajos, comencé una aventura de expatriados en 2013 con mi esposo, mis hijos y mi perro.

Con la adopción de nuestro primer perro, Piña, me involucré intensamente como voluntaria en la cuestión social de los perros olvidados y abandonados en España. Al igual que los años que pasamos en Italia, también dediqué todo mi tiempo a los perros abandonados.

Personalmente, me ha conmovido siempre el tema de los perros abandonados en su última fase de la vida sin más posibilidades de adopción debido a su edad y salud. En los países mediterráneos, generalmente es imposible encontrar suficientes voluntarios para ayudar a hacer la vida un poco más cómoda para los miles de perros en los refugios y ayudarles a encontrar nuevos hogares. Por otro lado, especialmente en los países del norte de Europa, escucho de personas que les encantaría experimentar el poder echar una mano y ayudar en un refugio para animales.

La combinación de la maravillosa vida en España, el amor que siento por el grupo más vulnerable de perros abandonados con una edad avanzada y el conocimiento de que “no estoy sola en esto”, hizo que se formara un maravilloso sueño en mi mente.

¿Quién podría haber soñado esto?

...pues, ¡nosotros!

En abril de 2021, encontramos el lugar perfecto al norte de Madrid para hacer realidad 3 sueños anhelados por mí y por mi familia durante mucho tiempo.

Los sueños se hacen realidad...

  • Encontrar un espacio para vivir permanentemente en el campo, concretamente en mitad del campo español.

  • Realizar allí un pequeño santuario para perros abandonados muy ancianos o muy enfermos donde puedan pasar la última etapa de su vida con amorosa atención y de manera digna.

  • Crear un lugar agradable para estancias cortas donde además de hacer senderismo y visitar la ciudad, nuestros huéspedes también puedan escuchar de primera mano los relatos de estos perros abandonados. Nuestro objetivo es hacer correr la voz y crear una comunidad que nos ayude a contar esas historias. Sensibilización social con una buena finalidad, el de estimular las adopciones conscientes.

Aunque este proyecto nunca tendrá fin, después de más de 2 años de preparativos y renovaciones, nuestra finca se ha convertido en el lugar donde nos complace recibir huéspedes comprometidos, responsables y con quien divertirse.

Parte de los ingresos que se realizan gracias a las estancias de nuestros huéspedes, serán repercutidos al beneficio del santuario.